Me acerqué en un prado
de rosas y magnolias
soplando yo al reflejo
de mi pensamiento a mi amada,
como los girasoles tornan al sol
por su luz dada.
Llegó la noche,
sintiéndome solo,
frío…. olvidado.
Tomé un respiro
cogiendo una flor.
Pedí un deseo, miré a la luna,
teñidos claros rubios
tocando y soplando
al son del viento.
Me sopló al oído,
mirome a los ojos.
Me sonrió.
Me acerqué a tu velo
y te tomé por la cadera.
Te alcé al viento
como si de un baile se tratase.
Tu cabello se levantaba,
todo estaba por empezar,
cuando el sol salió.
Volvieron a desaparecer mis sueños
y a la realidad mi mente entró,
pero fueron los mejores pasos
que con una flor, mi alma bailó.