Con qué efugios te miro
si me sobras tú como sobran
excusas a la errada palabra,
con qué pretexto me alcanza
para no recibir tus centavos de cambio
que a lo sumo son muchos y tan poco me bastan.
Cómo no me voy ofuscar
si leerse no es cuestión y es peligro
si con qué manos te olvido,
si querida amiga mía
ya no sé si te prefiero
más amiga que mía.