Que dulce sabor, fue estar en tus brazos
Besar tus labios, y acariciar tu cuerpo.
Sentir mi alma sumida en un letargo,
Entregarme a ti, y abrazar tus sueños.
Recorriste sin medidas mi cuerpo desnudo
Mencioné tu nombre, embriagada de ti,
Te acaricie en silencio, te amé con locura
Y en mi piel y en mi sexo; tu pasión sentí.
No escuché tu voz; solo tus recuerdos.
Caricias y ternura me brindabas,
Mi cuerpo soñaba extasiado junto al tuyo,
Y yo fui feliz; mientras tú me amabas.
Que amargo sabor fue abrir mis ojos
Y aceptar que era otro en tu lugar,
Que dolor profundo sintió mi alma
Cuando despertó a la realidad.
La sombra de tu cuerpo me persigue
No deja que me entregue a la pasión.
Es mi vida un laberinto sin salida,
Y tú serás mi sublime…y último amor.