Mis pasos,
que eran un ruido nomás,
en las calles de tierra.
Mi aire
que era gris suspiro, nomás
como cigarro
o locomotora
y hoy
y ahora.
Lento vaivén de manos,
pulsantes
como latidos las huellas
en oscura arena
y a un lado
las olas
negras pero
firmes como tierra
y a un lado
el amor
y a un lado la luna.
Ah, la luna
mis ojos no la han visto nunca
la luna como un jazmín
blanco
amarillo
marrón jazmín,
y su luz
guardada como en ceníceo alhajero
derramada para nosotros
y para el mar como brea
y las huellas como pulsos
en oscura arena.
Los ojos reposan
descansan del amarillo
gastado de los días.
Las imágenes del terror
se desvanecen;
un cuervo en el aire
se desintegra
y un disparo y su bala
se pierden en lo recóndito
como un niño de trigo
en negro bosque
Ah, la brea y el amor
ah, las manos y las huellas como pulsos
ah, la luna
blanco
amarillo
marrón jazmín.