Quién soy para tu senda robar
la que va directa a mi boca ardiente
la que goza en ella diligente
el roce de los labios a probar.
Aquellos que llegan descansados
en peregrinación sencilla y amorosa
esa boca que no siendo rosa
se desgrana como pétalos deshojados.
Con prohibición del hielo amortajado
mas como crisol los deseos derritiendo
del cuerpo silencioso que va queriendo
la animación del momento deseado.
El ánimo abriendo a la lujuria pasos
como sellos por ambos deseados
la piel reflejando acalorados
el recuerdo de la dicha en abrazos.