Tu paso, ese día
como todos
miraste el escaparate
sin ver
ni detener el mirar.
No viste
ni miraste, mi mirar
sentado
tras el vidrio del bar
te observé
el caminar
sin poder más que soñar
como cada vez
buscando la intención
viéndote al pasar.
Soñé con lunas
de plata en hojas de dagas
con noches oscuras de estrellas
piel suave de doncella
labios implorantes
ríos despeñados
llorando penas.
Soñé que una vez
saldría a tu encuentro
como apunta el sol
en un revuelo de pájaros de colores
en la alborada
y que mis manos
temblorosas
escapadas a lo alto
tomarían las nubes
haciendo carroza
que te llevaría
al cielo infinito
mostrándote desde allí
que nada es mío
solo un corazón
palpitante
mis ojos
y
estas manos
y todo lo que tengo
envuelto en mis letras
de amor.