Un viejo amigo me decía:
Qué injusto es lastimar lo justo,
vaya justicia resultó ser la injusticia.
Es posible, sí, que a veces y sólo
a besos la situación nos remedie
y ─no es que muera de amor─
como dijo Sabines cuando fraguó
la razón de su brillante muerte.
─Ahora que no me llame,
porque bien podría
acudir corriendo.─
Contesté yo.