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En la penuria esta Dios,
dejando saber que hay fuerzas,
para seguir y luchar en el adiós,
por la necesidad y están las proezas,
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de tormentosos adagios adyacentes,
que vienen y van de lejos,
dejando tristeza en silencios,
de pájaros sin volar y de espera tan atrayentes,
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es la necesidad que prepara para sostenerse,
por la delicada aflicción en caras por sufrir,
y existe la necesidad tan evidente sin abastecerse,
por la complicidad de tristes ignaros por no morir,
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de invadidas e incapaces tempestades,
que advierten que es por no salir del precipicio,
dejando saber que la necesidad son insatisfacciones,
de una procacidad sin nombre en los labios,
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en la penuria esta Dios,
socavando dentro de tu alma,
hasta hacer de tí un cuerpo en desarma,
porque tan sólo llegó ese adiós,
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que opacó tantas veces mil,
la luz que emanaba en tu interior,
y dejó tristeza sin precedente y sin calor,
desde que tantas veces fue el desorden tan vil…
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