Maestra: ¿Usted quiere a su hijo?
¡dígame la verdad!
pues él sufre una calamidad
cuando usted se mete conmigo.
Recuerda usted el día que dijo
que yo quebré unas ramas secas
y con una inmensa rabieta
sin razón me castigó
y entonces muy triste yo
no tuve oportunidad
de contarle la verdad
de todo lo que pasó.
Recuerda aquel otro día
que alguien cometió la osadía
de rayar el pizarrón
y usted me dio una citación
con mi representante
sin yo haber sido el causante
en esa otra ocasión.
Le pido de corazón,
maestra, quiera a su muchacho,
pues cada nuevo acto
de esas injusticias constantes
en que usted se porta impertinente,
él de manera inocente
sale con la peor parte.
La vez de las ramas secas
le partí la cabeza
y me porté ladino
hasta arrinconarlo
para dejar saldado
su cruel desatino.
No hay que ser adivino
para saber que el día del pizarrón
le rompí el pantalón
y le arañé la cara
buscando que usted actuara
con más precisión.
Maestra le pido por favor
quiera más a su hijo
pues con él yo corrijo
su mala actuación.
----------------
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.