En la inmensidad
de un mar
muy profundo
se hunde
mi mundo
de fatalidad.
Sin haber piedad,
consuelo a mi pena,
de infelicidad
que causaste un día
con tu gran maldad.
No se
porque causa,
todo terminó
y desde
ese entonces
mi vida cambió.
Solo la esperanza
de que todo cambie
mantiene mi fe
de que todo cambie
en paz y armonía
sin nunca dudar.
Sin prisa, sin pausa,
tan solo queriendo
la dicha alcanzar
con el alma abierta
a la realidad
de un nuevo pensar.
Un nuevo destino
deberé afrontar
sin mucho dudar
marchando de frente
buscando el camino
para un nuevo andar.