No te has ido y me duele ya tu ausencia
en el silencio incauto de mi herida.
Y en un suspiro de rosas me despiertas
para verte alejada sembrando lejanías.
No podrá el ocaso de mi muerte ya yermada
tejer sombras en el hálito eterno que me inspira,
de ver tan cerca tu rostro y tu silueta
aunque presente y callada se esfuma tu figura.
Por qué te vas flotando en el silencio
de no saber si me has amado...vida mía.
De no entender esta espina en una rosa
que imaginó que como un sueño me querías.
Ya te vas y yo también me alejo
de esa flama que inútilmente revivía
a este amor que estérilmente sollozaba
y que al final se va volando como un ave herida.
LEONARDO HENRRICY SANTIAGO
(Leo Henry)