Es a la fuerza, la belleza masculina,
lo que el músculo esculpido en marmolina.
Si el mármol no tuviera que ser golpeado para
ser bello, si no tuviera que salvar a ninguna
mujer de ello... la fuerza no es violencia,
mármol no es caliza, y si tu precio no cotiza,
hombre en barro esculpido estás perdido,
vas a compararte eternamente, vendido,
la forma te posee y tu alma se ha derretido.
El amor de tus brazos, con un bebé cogido,
tiene la fuerza de los mares, o de un charco
chiquitito.