Tú, hombre de naturaleza perdida
De mirada triste y soñadora,
de carácter hostil y torturado,
de conflictos y pasiones,
de dulces sueños de amor,
de sabiduría eterna,
eres el eterno caballero sonriente
que enciende la llama de mi corazón.
(El buen maestro llega sólo cuando el discípulo está preparado)