Desde la razón palpo las raíces
del sonoro silencio que retumba.
En el peregrinaje interminable
se oscurece una y otra vez la vida.
Errante y sin destino en el espacio
observo la tormenta desbordada,
como a veces ha sido mi destino
cuando he estado caído en la desgracia.
Infortunios la vida nos depara
padeciendo dolor de los azotes,
punzando las heridas, desnudando
el rojo corazón atormentado.
Hugo Blair M.
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