Raul Gonzaga

¡Cuánto la desgracia duele!

 

¡Cuánto, la desgracia, duele!
Grises ¡ayes! de agonía;
Pesada melancolía,
Cuando gente humilde muere;

El que tiene nunca quiere
Exponerse, garantía,
En su enorme cobardía,
Fuertes refugios adquiere;

Sin embargo, poco duran
Sus cuidados tan prolijos
Pues los males se acentúan

Y llegarán a sus hijos:
Y los que ahora se burlan
Mañana querrán cobijos…