Te escribo
cada noche
a pesar de
mi insomnio
de que nunca
lo adviertas,
porque sé
y siento que
cada línea
toma vida
y corre
con el viento
hacia tu lecho
hacia tus ojos
cerrados
y se introduce
en tus sueños,
aunque
yo no esté en ellos
sé que mis versos
siempre estarán.
Ellos harán
de muralla
en tu casa,
velarán tus
madrugadas
para que
despiertes feliz.
Yo quisiera
ser mis versos
para estar allí,
cuidandote.