Si de tu labio un silencio me llamara,
y tembloroso al decir «¡te quiero!», dice «¡ven!»
Entonces surgirá de tu beso un Edén.
Sería yo dichoso, si tu aurora me hablara.
Si me dijeras «¡ven!», con tu aroma profundo...
no volveré jamás ha dejarte tan sola;
seré como la roca que impactas con tu ola,
y ya contigo un verso que de fragor infundo.
Si me dices «¡regresa!», yo dejo todo atrás;
como cuando el silencio de un vibrante piano
llega devotamente por su sonido anciano,
y busca un viento que dijera «¡me amarás!»
Si me dijeras «¡ven!», voy de forma sutil
a ti, mi bienamada; pues eso es lo yo quiero...
llegaré por la noche como aquel forastero,
que sediento se sacia con senos de marfil.
Si me dirás «¡regresa!», mejor dímelo ahora;
que ya se hará de noche...pronto saldrá la aurora.
Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola