Dama majestuosa.
Enigmática en figura,
solitaria en apariencia,
dedico estos breves versos,
para exaltar tu belleza.
Hoy mi clamor, es hacia tu hermosura;
dignificas con tu presencia,
hasta la noche mas oscura.
Con tu harén de doncellas,
infinitas y brillantes,
son las estrellas a tus pies;
como diminutos diamantes.
Reina de la noche, diosa magistral,
compañera de los amantes;
testigo fiel de mi penar.
Cuando mis ojos enrojecidos,
por las penas y el cruel olvido;
posan en ti sus muertas miradas,
abrazas mi alma sin hacer nada.
Se acrecienta hacia ti
un amor indescriptible,
la aflicción se desvanece;
me siento indestructible.
Posas tan deslumbrante,
ante los ojos del que te ve,
que es imposible ignorarte,
¡Dama majestuosa, irradias mucha fe!
No estas cerca,
y estando tan lejos,
cuando a la Tierra alumbras,
con tu sutil reflejo;
confirmas que las noches,
sin ti mi luna llena,
son noches incompletas;
son noches de ausencia y pena.