Abres, giras !Y te veo cansada!
a ti arcana puerta, que al verte abierta,
percibo en tu alma, en tu madera yerta
que hoy parecieras, puerta amodorrada.
Yo cuando traspaso en tu umbral dispuesto
detrás del linde, coto; adentro, afuera,
al abrirte es, como si aquello fuera
de ti un humano, un bondadoso gesto,
invitación, para alojarse adentro.
En dominios de tu espacial morada,
qué amparo siento, cuando está cerrada
tu fiel pestaña, y lo demás es resto.
Cuánto es tu aguante y sí que sé bien esto,
cuánta la ira quedada en un portazo,
cuántas lanzadas sin opción, ni caso
ante un violento o soberbial momento.