Ya casi nada espera,
solo el viento en la tarde
cuando el sol ya no arde
y una que otra quimera.
La voluntad ladera
que se escala por parte,
es la magia y el arte
que al corazón libera.
En lejana rivera
una esencia perdura
sutil, cálida, pura;
inunda el alma entera.
Su mística ternura
cruza mar y frontera,
Y no se desespera
Pues siempre es oportuna.