Apenas ayer, mi amor, te lo decía ...
qué dicha tan grande, qué maravilla,
encontrarnos ahora,
después de tantos años;
reiniciar con frescura la charla interrumpida,
y sentir que el corazón late
con la misma fuerza, con la misma sangre
de aquellos años mozos,
y que somos los mismos, los mismos estudiantes
colmados de ilusiones ...
con aquellas miradas tan tiernas y largas
que siempre se buscaban ...
con las mismas manos
que nunca se tocaron ... y que ahora se buscan
con necesidad y urgencia ...
sorprendidas.
Apenas ayer, mi amor, me lo decías ...
¡ cuánto tiempo perdido !
¡ cuántas caricias no sentidas !
¡ cuántos besos no dados !
¡ cuántas palabras no dichas !
¡ cuánta pasión contenida !
¡ cuánta ternura, cuántos encuentros
como renacimientos,
que no hubo en nuestras vidas !
Apenas ayer, mi amor, lo recordamos ...
las sonrisas que no fueron compartidas,
el hablar sin reservas
superando esa timidez tan joven
sin caretas ni poses,
con aceptación entera, con total encantamiento,
compartiendo
tiempo y palabras,
por el solo gusto
de estar juntos.
Apenas ayer, mi amor, nos dimos cuenta ...
de tantas coincidencias,
tantas, que no nos eran conocidas,
tantas ... que nos unen
con un lazo fuerte en los pensamientos,
en el sentimiento,
en las sonrisas,
en la pasión que nos mueve,
en la ternura sentida.
Apenas ayer, mi amor, nos alegramos ...
con fiesta limpia,
celebramos en esas horas
que el amor exista,
que no se disuelva en ausencias,
que no sea causa perdida,
y que puedan los corazones
abrazarse mientras vivan.
Apenas ayer, mi amor, nos enteramos ...
de la dulzura inenarrable
que encierran los besos
que se han pospuesto,
del calor igual que tienen nuestras manos
cuando se juntan,
de que nuestras palabras
parecen por uno solo vertidas,
de que hay en nuestros ojos chispitas que fulguran
cuando se miran,
y que nuestros corazones laten
en una misma frecuencia,
la de la Vida.