Oscarfico

Tú mi salvador, hijito

Frente al espejo, mientras

la verdad está conmigo,

él –insolente como es–

cree que me ha vencido.

 

A veces le doy la razón;

en especial, los domingos,

cuando me doy cuenta

cuánto cabello he perdido.

 

Pero su ironía sin nombre

desaparece en un chasquido

cuando inocente y curioso

entra a jugar mi angelito.

 

Ese aliento falaz de azufre

escapa despavorido,

no soporta que mi pequeño

juegue con sus soldaditos.

 

Frente al cruel espejo

mientras me maquillo

veo cómo se acerca

con sus pasos queditos.

 

Me sonríe y todo, entonces,

recobra su sentido.

 

Mami, juguemos

por favor un ratito:

tú eres la reina y…

… y tú mi salvador, hijito…

 

Ya no me importa cuánto

cabello he perdido,

o si él –insolente como es–

cree que me ha vencido.

 

Y aunque le dé la razón,

en especial los domingos,

sé que mi amado ángel

siempre estará conmigo…

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