Escribir no significa convertir lo real en palabras sino hacer
que la palabra sea real - A. Roa
I
Tantos sueños, que contamos con dedos solares
veta de luces sonoras, campo de sueños polares
tanto orden -alfabético y quebrado- tanto cuento
habiendo tanto lo sentimos; es esta nada, opresión
de aire, batiéndonos a un duelo de muerte (no)
(tememos) entre lo que pretendemos ser y lo malvado
(que pretendiéramos) culpando, a otros de expectativas
en la recursiva que imaginamos pensando
sobre nosotros mismos creímos que ustedes creían primero
actuamos, a través de omición e indecisiones
desmenuzando nubes, nuestra carne primaria
besa el recorrido frugal bebe de la mirada
II
Ella
la insoportable
estigma, de mi pérdida
ella, fantasma que me habita desolado
esta noche mi cama está vacía, esta cama-noche perdura
inmortal en el vacío, ella también es noche
pero yo (vendría) siendo día o vacío o incluso ella, sí
ella, siendo acontecimiento mutable
ella, siendo pasado aún antes del primer encuentro cercano
ella, gatillando a mansalva fuego en cualquiera de todos
estos instante de mi consciencia fuera, o dentro de la consciencia
ella, siendo palabra o siendo poema, escapada entre líneas blancas y negras
vendría siendo fundamentalmente mi silencio
núcleo inefable (palabra horrible y encantada de misterio)
III
Llámalo, pena -o como quieras-
llámalo terror, burda fachada
- porque no es, porque no puede ser
lo dicho- llámalo sujeto, edificado de fragmentos
de otros, de posibles, mundos o quiebres concretos
como quieras, continuamos el internar - nombrando
por que aún creemos en la palabra -magía de palabra-
ensueño, la combinación correcta puede estar a la vuelta
del sentido, de la palabra, del poema, a la vuelta (al ala circular
de este cuarto) posiblemente izquierda, pero continuamos
con paciencia sagrada aúnque no haya
nada por decir que nos importe, ya todo estuvo
( incluso lo en tre di cho) programado
aquí en lo funcional de un sistema inestable
- mantenemos el respiro, entre las cuerdas evadimos el abismo-
el piso cede, el mundo cae, el poema sigue su curso indefectible
desde el silencio a su ligazón dívina con el resto de los suyos
nosotros podremos no volver jamás a la vasija, de los cuerpos
de las (ya no más) faltas y alegrías, de energía, al paraíso
del olvido al estruendo y vice verso partido, de la luz a la región sombría
ví c versa, ya que fuímos movimiento, no quedó otra
que intentar buscarle el sentido, a la fluctuación, al verso