Mi corazón delator,
con delirante inspiración
predijo en todos
sus poéticos escritos
mi destino, el mismo
tan triste e incierto;
el lenguaje
subliminal de mi alma
fue el creador
de su propio Némesis,
cada poema escrito
fue y es aun
la predicción cruel
de mi vida,
con temor doy lectura
al sinfín de frases
y epítetos
que me van contando
todo cuanto a futuro viviré.
Esta maldición
le ha dado vida
al Némesis de mi alma
que similar a una sombra
oculta en su tétrico misterio,
me acosa a perpetuidad
asesinando despiadadamente
todo aquello
que me da felicidad,
esta maldición
producto de la inspiración,
es inimaginable,
indescriptible, me desuella vivo
en los sentimientos;
bajo la maldición de Poe,
asumo mi condición
de víctima y asesino a la vez,
mi poesía esta maldita,
de profundo terror
me estremezco al leerlas,
de extremo dolor
me lleno al vivirlas
en carne y alma propia.
Muero y resucito
en cada verso,
ángel y demonio son;
dejando la vulgaridad
en manos de los ignorantes,
abandono el vil mundanismo
de una ciudad sucia
e indiferente a la realidad
la cual disfraza
tras todas sus mascaras;
mis poesías están malditas
para mi y para todo
quien las lee,
imposible me es
acorralar a mi sombra,
a este Némesis despiadado
que asesina
todo cuanto en la vida
me da felicidad,
cada vez que lo enfrento
al final de toda poesía leída,
agonizante termino sentado
en la banca de un oscuro parque,
exhalando el último aliento de vida
encomendando
mi triste alma al creador…