Hacia los sonidos...
Esto que está pasando,
me pone mal.
Esto que estoy escuchando,
me entristece.
Estas promesas que se hacen,
y no se cumplen.
Claro, hay que darle tiempo al tiempo.
Lo comprendo.
Pero quiero que me comprendas
tú a mí.
Como yo comprendo y acepto.
Pero... ¿hasta cuándo?
Toda esta batería de infernal ruido
me rompen los oídos.
Necesito silencio.
Necesito descansar.
Necesito recapacitar.
Hacia los silencios
desearía dirigirme.
Lo que lamento
es no poder contactar.
Han pasado tres meses de este año,
en que estando en un lugar
que existan bellos árboles,
y el maravilloso trino
de los pájaros...
han de apaciguar
mi espíritu.
Amanecer sin los cotidianos compromisos.
Levantarme y recibir
el matutino aire de campo...
Cubrir mi cerebro de futuro
que pueda engrandecer a mi país.
Donde en paz podamos estar.
Sin alteraciones anímicas.
Sin disgustos por injusticias.
¿Crees que pretendo demasiado?
¿Que a quién pregunto?
A ti, y a ti.
Me voy, llevándolos en el corazón.
Seguro que he de extrañarlos,
pero los días pasan velozmente,
y cuando menos nos demos cuenta,
de regreso he de estar.
Me voy, hacia los silencios...
Pero a ustedes
no los retiro de mi corazón.
Seguirán existiendo en él.
Voy en busca de paz.
En la muerte se halla.
Pero yo estoy vivo.
Seguro he de hallarla.
En busca del descanso ansiado.
No quiero ser dubitativo.
Porque si lo pienso demasiado,
no podré irme hacia esos silencios...
Hugo Emilio Ocanto
Derechos de autor
22/03/2017