Paseaba solitario por un París nocturno,
y un parisíno más perdido que yo me saludó,
diciéndome está usted tan perdido como yo,
raro era aquel saludo tan inoportuno.
Además, me dijo\"He visto mucha muerte
y todavía no me explico como puedo contarlo,
pero fue verdad y no quisiera recordárlo\"
me mandaron a Argelia, tuve mala suerte\".
Aquella guerra fue una carnicería,
sin razón,
que terminó en combate nulo.
Allí en París la ciudad de la alegría,
se me rompió el corazón,
Oyendo aquello, que no era ningún bulo.