Llevo la calle en mi acento, soy arpa de oro con grafitis,
cargo una culebra en mi conciencia, desde que el diablo me robó un beso.
Me levanto con los sueños arrugados, y la sonrisa estirada
a pesar de mis ojos ahítos del fracaso cotidiano de mi pecho.
Suelo dar pasos en falso mas nunca en retroceso
y aunque las púas del suelo que los alfombra, los deja heridos,
mi caminar no cesa.
Llevo la calle en mi rostro, soy barro aquilatado,
Por las noches espíritu cadavérico, por el día cadáver con espíritu.
Transitorio, ido, sin lugar,
Funéreo gusano que no sabe morir.