Anoche en el cementerio
resucitó un hombre muerto,
caminaba entre las tumbas,
sonámbulo y muy brujesco.
Su cuerpo como un espíritu
cubierto de trapos viejos,
mozo andante y misterioso
con poderes de hechicero.
Pasó por la sepultura
de su consorte Consuelo,
con magia eleva la tapa,
la contempla y la da un beso.
Su antigua novia Lorena,
mintió y le puso los cuernos,
estaba enterrada cerca,
le contempló su esqueleto.
Su vecino Casimiro
Viajaba en un helicóptero,
se suicidó por tirarse
y cayó estrellado al suelo.
Su mejor amigo Lucas
se drogaba con opiáceos,
tras una inyección mortal
se despertó de su sueño.
A todos estos amigos
inhumados en el cerro,
su larga varita mágica
levantó todos sus cuerpos.
Movió todas las coronas
soplando aire como viento
las flores volaron alto,
rompió ramas de los cedros.
El noctámbulo cansado
de ver y andar por paseos,
osa volver a su nicho
y dormir como los pobres.