Vino la Noche Oscura a visitarme.
Prendían fantasmas en su ropaje.
Yo los escuché llena de coraje
pues no hay casi temor que me desarme.
Hablaron tras el velo de la muerte
con voces de nostalgia resonantes.
Y silente escuché a los visitantes
esperando un mensaje que liberte.
Y así, en desolada conversación,
cuando las negras sombras se retiran,
aportando a la mente la razón,
supe que en cada Noche Oscura expiran
los apegos que guarda el corazón,
y también, los terrores, que nos giran.
-Verónica Calvo-
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