Soy hijo de un obrero,
de un humilde albañil
soy hijo de jornalero,
con orgullo yo lo digo
y bendigo su recuerdo,
con su trabajo y sudor
me dió lo poco que tengo.
Hay una encina arraigada
en el fondo de mi pecho,
con sus ramas mutiladas
por el dolor y el silencio,
gravita en las altas cumbres
con alas de seda su recuerdo,
sembrando manantiales
en los azules del cielo.
Obrero soy, y con orgullo
lo pregono por donde voy,
como la flor en su capullo
me abro, luego me doy.