Revelando los pasos de la brisa de mi pueblo.
Sentir ausencias y silencios de bruma
no fueron casuales
ni menos extraños,
no fueron mundos ausentes…
El día a día marcaba
las debilidades de luces,
dolores de carencias
desafiantes…
Sin sentirlas terminales
ni infinitas,
solo desafíos ya pintados
en aquellos arreboles
de atardeceres translúcidos.
Todas estas carencias
desafiaban voluntades
de búsqueda
y retoma de alguna hebra
iniciada en momentos de contemplación
y silencios del alma.
Ya habían comienzos,
inicios discontinuos
y pasos que exigían
nuevos alientos
para reiniciar ese tejido inconcluso.
Vagar y vagar nuevos desiertos
navegar y navegar en distintos mares
desplegando nuevas velas
de una barca que abría
horizontes y orillas
con mirada transparente
con luces que llegaban
hasta la cuna de esos mismos sueños
que alguna vez fueron soñados
o construidos moldeando
la gris arcilla de mis primeras figuras
esculpidas y pintadas
con barro y agua
de mis hermanas gotas de lluvias cristalinas
que me empapaban sin mojarme
en tanto caminaba
por las calles de mi pueblo
rumbo a la escuela…
Correr y correr tras los desafíos
que se ocultaban tras la bruma
de las cosas imposibles
- muchas veces aquietar el paso
- otras tantas apurarlos
hasta transformarse
en un ansioso aventurero
con los ojos vendados
llenos de audacias
y sed de conquistas
hasta llegar a sentirse
dueño… sin saber
para qué sentirlo…?
Correr y correr tras esas metas
que a poco andar llegaron
a ser logradas…
Resultando ser solo
unos cortos pasos
de los muchos que había que dar
para darse cuenta
que había que seguir
aceptando desafíos nuevos
como en una carrera sin fin
persiguiendo horizontes
peregrinos…alejándose
en una especie de juego
repetido.