Hay apenas un instante
que va desde el siléncio hasta las lágrimas,
es un ahogo profundo
donde el amanecer luminoso,
es el recuerdo de tí.
Tu amanecer se llamaba mi nombre.
Así enmudecían mis palabras
a la espera de
un destello de esperanza,
una voz hablando bajo
un abanico de ilusiones
por llegar.
¿Porqué dejó de brillar el sol?
y la mañana se quedó vacía
con llovizna en mis ojos
y hormigueros oscuros en mi vida.
Si tú eras temblor de emociones revividas,
eras sabor de sueños calientes
ráfagas de luz cada día
besos guardados con primor
en los pliegues de mis alas,
expresar de ternura
sustentando mi alegría.
Si el amor, nos abrazó en su locura
e hizo de nosotros
un cielo azul despejado a todas horas
un mar de palabras sinceras
nos regaló aroma y belleza
su más preciadas flores
y un puñado de deseos aún por realizar...
¿Porqué?
En la azotea del firmamento
sólo las estrellas saben
porqué.
23-3-2017