Canto al Hombre
obrero, jornalero, labrador,
que deja la sangre en la tierra
trabajando de sol a sol,
labrador, tras la yunta
abres del seno la tierra
y en sus entrañas encierras
la semilla diminuta,
huele el barbecho a sangre
de herida profanada.
por manos duras y callosas
que van hundiendo la espada,
ya huele a risas y espigas
y a polvo de las eras,
en la mente del que pisa
los surcos en sementera,
si viene el año bueno
y llueve cuando se espera,
habrá gavillas en la era
y harina en el barreño,
todo es trabajo y sueño
para el que vive del campo,
que come pan negro
migado en ajoblanco,
del que siembra y espera,
del que riega con su sudor
la parda y cansada tierra
y espera su bendicion,
y al final de la faena
dándole gracias a Dios,
se retira a su chozo
soñando trigos en flor.
Es mi canto al Hombre
un homenaje al tesón,
al que sueña y trabaja
en la tierra que es mortaja,
para el pobre labrador.