ROMANCE DE LAS TRES PRINCESAS
En un lejano país,
En el año mil trescientos,
Fueron acontecimientos
Lo que les relato aquí.
Gobernaba la nación
Un, muy anciano monarca,
Que se llamaba Ali-Karka
Con fama de bonachón.
Y tenía este buen rey
Tres hijas como tres soles:
La Adelaida, la Sonsoles
Y la menor Salomé.
Las tres eran refulgentes,
Por añadido, doncellas
Pero, a pesar de ser bellas,
No tuvieron pretendientes.
Y, viéndose tan mayor
Sin un príncipe heredero,
Caía en el desespero
El mencionado Señor.
Y. estando muy preocupado
Por morir sin descendencia,
Tuvo un día la ocurrencia
De subirse en un estrado
Y anunciar a todo el mundo,
Muy al gusto de la moda,
Que habría una magna boda
Con el joven Segismundo.
Llamóle pues a la corte
Y le dijo que escogiera,
Que, a aquella a la que eligiera
Como princesa consorte,
Un palacio dotaría
Y un buen montón de dinero,
Nombrándole su heredero
Si un hijo varón tenían.
Era el joven susodicho
Hombre de ganada fama
De conquistar a las damas
Con sus bromas y sus dichos.
También le hacía la gente
Dueño de grandes caudales
Mas, para colmo de males,
Era más bien indigente.
Y viendo en la coyuntura
Ocasión más que propicia
de salir de la inmundicia
Y mejorar su ventura,
Al saber, la buena nueva,
Puso como condición
Dar sólo su bendición,
A quien pasase tres pruebas.
La primera consistía
En hacer un buen asado
Que,`por bien condimentado,
Duraría quince días.
Y cocinaron las tres
Sendos patos en el horno,
Con patatas por adorno
Y con verduras también.
Y así estuvo medio y mes
Comiendo pato a diario,
Con un vino extraordinario
Y con algún entremés.
Y, mientras duró la prueba,
A Adelaida cameló
Con sus chanzas de bufón
Y ya, dejó de ser nueva.
La segunda consistía
En confeccionar un traje
Digno de su alto linaje,
En menos de treinta días.
Y las tres se lo cosieron
En aquel plazo fijado
Y, le dejaron pasmado
Con los trajes que le hicieron.
Y, mientras ellas cosían,
Él se trabajó a Sonsoles,
Sacándole los colores
Con las cosas que decía.
Sonsoles cayó en sus redes
Con aquel predicamento,
Y luego, en sus aposentos,
Disfrutó de sus placeres.
Fué después su petición,
Contar en treinta y tres días,
Al son de una melodía,
Un cuento de su invención.
Y así, el ladino doncel,
Disfrutó de cien veladas
Con sus tres enamoradas
En su cama con dosel.
Pero no le resultó
Su trampa con Salomé,
Ya que no yació con él,
Nunca se lo permitió.
Segismundo, enamorado
De la tercera princesa,
Decidió hacerla su presa
Por medio del resultado.
Y así, nombró ganadora
De las pruebas realizadas
A Salomé, la agraciada
Con su tan ansiada boda.
Segismundo se casó
Con toda pompa y boato
Y, el monarca mentecato
De nada se percató.
Y a su palacio a vivir
Marcharon los dos esposos,
Disfrutando venturosos
De su riqueza sin fín.
Pero, héte aquí, que el buen rey,
Al cabo de algunos meses,
Amoscóse porque viese
Las barrigas de su grey.
Y tornóse furibundo
Cuando las supo preñadas,
Sin saber de las andadas
Del ladino Segismundo.
Mas,un día, pensador,
Llegóse a la conclusión,
De saber que aquel bribón.
Era el truhán preñador.
Y un mensajero mandó,
Con fingida cortesía,
Para que acudiera un día
A aquella regia mansión.
Acudieron los amantes
Al cabo de una semana
Y vieron las tres hermanas
Que todas eran gestantes.
Pues, también la Salomé
Ostentaba preñadía,
Tal era la puntería
De aquel ladino doncel.
Dicen que el rey bondadoso
A Segismundo capó,
Así. su honra vengó
Y fue misericordioso.
Y después le desterró,
Obligando a Salomé
A quedarse allí con él.
Y tan feliz se quedó.
Y cuentan que Segismundo
Va de tascucio en tascucio
Desarrapado, muy sucio,
Y pidiendo a todo el mundo.
.................................................
Si casaron las infantas
No se cuenta en este cuento,
Pero si que, muy contento,
Vivió su vida el monarca.
Y es que consiguió Ali-Karka,
De un plumazo y a la vez
Un heredero no .......... tres.
Marzo de 2016
Jose Cruz Sainz Alvarez