Tu imagen acaricia el pensamiento
emanando la espuma de la concha;
Hesiódico acusando al parecer
inicua la altivez de diosa y perla.
Tu molestia arrebata a la gravada
del mordiente dolor de la palabra;
mi corazón sangró tras su redada
y el sinuoso veneno fue escalabra.
Sumergirme podré bajo las rocas,
llenando todo abrigo en confusión,
dedicatoria quieres y provocas
pues tu vanidad gana mi atención