El que paga por amor…
es pordiosero, vestido de traje,
grosero, diminuto hombre,
sin sombrero, que vaga iluminado,
dentro de un agujero vacío.
Perdido entre sombras,
de cuerpos desnudos,
(almas vestidas de luto)
Pero ahí va; mendigando amor,
amor sin fruto, frío, aunque sea cobija,
la piel que encima tiene
y viene a pagar con dinero,
la miseria que le produce placer.
Hay eternidad en su fracaso,
fracaso que lo mata de sed,
sed de almas avaras, clavadas,
en el rincón de un cuarto
sin pared, donde se esquivan
las miradas, las miradas de papel.
Ser el cuerpo navegante,
sin puerto donde anclar,
mendigando la daga, que a menudo
lo mata, en la soledad;
que aprieta el corazón
y lo embriaga con el licor,
que da el placer del amor.