Cuan relativas son las sensaciones de un joven enamorado
Que le dan a uno esperanzas vanas de un comienzo desaforado
Y terminan siendo un hiriente final de besos amargos.
¡Cuánto se ha perdido! Ya no hay valientes caballeros,
Ni fieles doncellas… ahora sólo quedan los relatos de amores acabados
Ya no hay luz en sus actos, ya no hay verdad en sus palabras
Ya no es posible disfrazar y llenar de flores este cruel escenario,
Ha muerto ya el sueño de los lectores apasionados.
El amor jamás volverá a ser un sentimiento edeniano
Porque ahora sólo es un remedio que lejos de sanar, hace daño.