Es posible que mañana al vernos
tiemblen mis manos como un edificio
de telúricas palabras.
Es posible que al confundirme con las calles
pierda el rumbo al estar contigo
o las señales doradas que dan a mi alma.
Es probable que los gatos incoloros,
me sigan y suban, rápidos, por mi cuerpo
y a mi sima caigan todos como pétalos.
Quizá, al llegar el momento, nuestra boca
necesite la marea de los labios
la que no se ve por el silencio.
Tal vez mañana quieras abrazarme,
hundir tu soledad, hundirte
en el agua empozada
de mi corazón insondable.
Tal vez mañana con desesperación
se borre el metal blanco de la distancia
y su reluciente dureza de los ausentes.
Tal vez mañana lo sepas:
han caído ya varias nubes
una a una ha despejado el cielo.
Es posible que mañana al vernos
tú no seas solo una cama vacía, un recuerdo
o una plaza donde ya te espero.