Puede ser que la luna
ahora que es otoño,
venga a mi ventana
a cobrar la canción que le ofrecí.
¿En qué divagación estaba
que a la señora Luna
llevado por un impulso extraño
en una noche de verano,
un himno prometí?
He convocado a los arpegios
y las invisibles cuerdas de arpa
junto al bosque y un violín.
Más mis versos salen grises
destemplados y distantes
como marchitadas flores
bajo el halo del hollín.
¡Ah, señora Luna
ahora que las hojas crujen
y los vientecillos giran
en los opacos cielos de Abril!
¡Deja que mi voz encuentre
el verso de la sombra quieta
y en el rayo de un suspiro
florezca el alhelí!
E.D.A