Se va durmiendo la tarde
y con lentitud se posa en mis hombros,
así toman vuelos mis recuerdos
para vestirla de poesía y asombro.
Mastico tus ausencias y mi mirada
recorre el cielo rojo que se marcha
y vuelve mi poema a viajar en la brisa
impregnado con perfumes de mis caricias.
Ya se percibe el aroma de las estrellas
y tu rostro aparece como un capullo
que se ofrece abierto a la delicia.
Grita el dulzor de tu voz
estallando mi interior
y en mi piel se escribe este poema para vos.
Plácida tarde de domingo
un cielo, tu recuerdo y mi poesía.