Aquella mañana de un día domingo cualquiera, en las avenidas de la gran ciudad la soledad reinaba al igual que el silencio, lo interrumpiò sorpresivamente un fuerte aguacero que muy pronto se convirtió en un vendaval, las montañas cual gigantes desbordaban ríos que arrastraban todo a su paso, mientras Rosalba con la mirada nublada observaba a través del ventanal, y sin saber como ni por que sus lágrimas en un momento de profunda tristeza y desesperanza era imposible contener.
-Hola buenos días prima, acompáñame al apartamento de una vecina, esta en apuros parece que el parto se adelanto y la ambulancia aun no llega, se encuentra sola en este momento no soy enfermera ¿y tú, sabes algo de primeros auxilios?
-Mariana no soy partera, pero en algo ayudaremos no lo se
-¡Carajos!, ha roto fuentes ya ese bebè esta en camino, abre las piernas y puja con todas tus fuerzas ya veo su cabecita
-Rosalba dime en que te ayudo, no tengo ni idea creo que me voy a desmayar
-Mariana pronto trae mantas y agua purificada encuentra algunas tijeras pronto, ¡por favor!
En ese instante el bebé cayo en los brazos de Rosalba, quien ya estaba esperando su llegada, y con el bebé en sus brazos el llanto de ambos no se hizo esperar, momento oportuno en que llegaron los paramédicos y se hicieron cargo de inmediato controlando la situación.
-Señoras les felicito, veo que ya estaban preparadas, y usted por que llora si ha sido testigo y participe del nacimiento de una linda niña, ¿es su primera vez?
-Pues claro acaso no se da cuenta como tiembla y por cierto necesito un calmante para mis nervios o me desmayo ahora mismo
-Gracias mis queridas vecinas, serán las madrinas de Victoria
-Si Camila, gran susto me has dado ayer te dije que esa barriga estaba a punto, pero ni caso me hiciste (risas de todas) y ahora a recuperarte las llevaran al hospital y esta tarde vamos a verlas, me encargarè de llamar a tu esposo, a ver si controla sus viajes de negocios, ahora es papà.
Rosalba y Mariana celebran con un té la llegada de Victoria.
-Mariana esta mañana me sentía tan deprimida y llore como hacía tiempo no lo hacía
-Pues te pareces a tu nueva ahijada, solo que ella lloro al nacer y tu y yo lo hacemos en momentos sin saber muchas veces la razón, pero ya paso prima querida, y vaya la manera de superar tu momento (ambas rien)
Rosalba toma su libreta de deseos y en la primera página tacha una línea:
-Abrazar a un extraño
Y en la segunda hoja de imprevistos
-Ver nacer a un bebé…
Y la vida continúa …