Un pajarillo mensajero
es enviado por un Walt Whitman solidario
para alentarme -“Carpe Diem”- gorjea.
Pero todos mis días siguen velados
y así despuntan los otros;
(los que se han ido, los que vendrán).
Un mismo cielo…,
las rejas de este porche,
tras este los árboles,
tras los árboles los cerros
y desde allá… el ocaso.
¿Hacer algo?,
-¡Que no puedo!!!!-
-¡Tú puedes!-
¡Valer dos centavos
para comprar mis sosiegos!
Aprovecho para respirar,
¡este colérico aire me dejan!,
el que desechan los otros.
Cuento una y otra vez las historias,
-las mismas anécdotas-,
con esta mi memoria inventiva
que me acerca más al surrealismo
que a la propia realidad.
Por un tiempo me marcho;
(por unos segundos quizá,
por un siglo…, la muerte
… o venga la eternidad).
Iré a mirarme en mi esfera
¡Los protejo de mi locura!
¿Un premio Nobel me espera?
¿Invención o literatura?