¿Qué nos deja la vida sino ausencias?
Oquedades, heridas brotando
sobre las mismas heridas
que nunca han de cerrarse,
soledades a medias enunciadas,
espacios que inertes se yerguen
en la acompasada migraña de los días
que, como imprecisas luces,
entre las sombras declinaran.
Inviernos que se comban al azar
como conquistas derivadas del hastío,
sahumerio de vergüenzas milenarias,
y, por toda prosapia, abnegados amores
con aroma a flor marchita.
Al amparo del último sueño del otoño,
trenzamos sobre la piel purpúreos cielos
empujados por la prosodia del hierro,
para concluir sacralizando en la soberbia
de la sangre ese impulso que nos urge a ser cainitas.
Hombro con hombro, nos juntamos
en una sola memoria
para que no exista jamás olvido;
en una sola voz, todas las voces,
para poder oírnos, y para ser escuchados,
como arma desnuda, desenfundamos la palabra.
\"Arena en los bolsillos\" (2015)
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