Líneas infames dibujo
cuando en mi mente reina mi pesar.
Ausencia, pérdida, soledad.
Estas, sinónimas de oscuridad.
Las lágrimas que me llueven,
son como claros de luna,
salpicones de ácido.
No hay más, solo frío.
El viento no sonaba,
todo en silencio.
Solo se podía escuchar
mi corazón latir
y mis ojos llorar,
quemándome la piel.
El cuerpo me ardía
y mi corazón, marchito
como una rosa negra.
De espinas no me para
de sangrar el pecho.
Ya no me queda nada,
solo una humilde vela
que me calentaba,
inherentemente de mi conciencia.
Quiero irme ya,
no esperar más a la tardanza.
Aunque la luz sea breve
en la noche,
jamás se apagará mi esperanza.