Un caminante perdido
en una noche oscura,
a la luna hizo un pedido:
Asómate dulzura.
Mil besos para adorarte
te regaló mi querer
Mil flores para mimarte
los encantos de tu ser.
La lluvia a la tierra moja
y la semilla crece
Cuando el peón la recoja;
el patrón se enriquece.
El viento al arroyo dijo;
tienes caudal escaso
tendré que soplar fuerte, hijo
así, sientes mi abrazo.
Los martillos y los clavos,
amigos inseparables;
nunca serán los esclavos
de maderas inestables.