Juliana Agredo

SEXO ABIERTO

Ahora que el silencio habita en estas paredes blancas, que el salón se ha quedado dormido inconforme con la vida, ahora es cuestionable la libertad o la verdad.

Me cuestiono la duda, la pregunta, el misterio, la irracionalidad del ser ante el miedo.

Poder escribir conforme las letras llegan, pero nadie sabe que guardan los recuerdos, los perfumes, las figuras, los pasos de baile o la risa.

¿Por qué llevar el cabello hecho un lío?

¿Por qué reír al viento y a los momentos de soledad?

¿Por qué leer en voz alta cuando nadie escucha?

La sombra saluda desde la pared, hace un ademán de sentarse, pero mentira, se para y me besa en la frente de manera frívola, a veces resulta que mi inexplicable calidez la hace retorcerse de miedo.

Mueve los dedos, lleva su cabello detrás de la oreja y me sonríe como quien quiere follarse hasta el último rincón de su alma, pero no lo hace y sin embargo se masturba, se toca atrevida los senos para exponer mi ansiedad. Es una sombra, proviene de mí y jadea en mi oído, lo relame, lo besa y se lo folla. Me folla y termina la pesadilla. Despierto con el sexo húmedo y la garganta seca.