Oh mujer cargante de dos panales,
¿es que acaso que no tienes molestia?.
Abejas vienen y van, a veces contentas,
transforman el polen de tus mejillas, en el
miel de tus miradas.
Hacen del rosal de tu sonrisa, magia.
En ocasiones, cuando están en casa,
me atrapan, robando el encanto de tus miradas.
Oh abejas creadoras del néctar de la magia,
atrápenme y devórenme, que mi lecho de muerte
ya está marcado.
Tan marcado como el roce
de tus labios con los míos.
Oh abejas, píquenme, con sus aguijones de amor,
forjados por Cupido y hechizados por Merlín.
Oh abejas, hagan de este corazón,
un panal y llénenlo de amistad.
Oh miradas color miel, bañen mi cuerpo,
para que estas abejas nunca se despeguen
de mi Ser.