Tú,
hombre que conquistas interminables
fragancias de sueños dormidos,
aromas de ideales conquistados,
aromas dormidos.
Tú que viajas con la luz de tu amanecer
por los horizontes del amor.
Tú, con tus dudas constantes,
tu otoño eterno de alma
de caminos pedregosos.
Tú caballero, que apareces con
tu caballo blanco, por tu paso
fragancias de vientos silenciosos,
despertando a los árboles dormidos
junto a tí mi primavera.
Con tu perfume mi esencia.
Cantos de unas flores desnudas,
Contigo mi primavera.