Hay un hombre escondido en la penumbra de la noche.
Sus tiernos ojos azules el sueño no pueden conciliar.
Una pena lo tiene en desvelo y no la puede llorar.
Con sus gruesas manos sofoca los suspiros de su corazón.
Se levanta, camina y ahoga los recuerdos en el balcón
Una vuelta y a fuerza piensa: \"la herramienta debo comprar\"
Otra vuelta y recuerda: El olor de su pelo, el eco de su risa lo suave de su andar
Niega con la cabeza el recuerdo, en su trabajo se debe concentrar.
Pues las etiquetas de la sociedad le niegan siquiera una lágrima desglosar.
¡Ho! ¿Por qué sociedad de piedra?
¿Por que sociedad Mezquina,
Prohíbes que al hombre le Duela?
¿Reprimes que llore sus cuitas?
Si el derecho que dios le diera.
Dándole tierra y vida
Como dominador del mundo, no sólo lo imponía.
Estando hecho su cuerpo de huesos, sangre y piel.
Hiba a tener sentimientos imposibles de retener.
Ojalá aquel hombre pudiera desahogarse
Dejar ir en sus lágrimas el dolor que le oprime la sien.
Y del martirio liberarse, y encontrar consuelo en tí sociedad de hiel.
Pero la realidad es otra.
No permites al hombre ante el amor caer
Sociedad eres ingrata, eres cruel, eres de papel.
Impones tu ley a fuerza de aceptarlos
Si no la cumplen los hechas de tu grey.
Si escucharas mi reproche, si entendieras mi desdén.
Quizá en tu seno habría un abrigo para él.
Mis pazos han sido los q lo han despertado.
Es a mi a quien busca en su eterno anochecer.
Y aunque en mis brazos quisiera rodear lo.
Ya no puedo permanecer.
¿Ahora quien lo consuela?
¿Quien sembrará en su pecho un nuevo amanecer?
¿Serás tú, sociedad austera?
O, alguna hija tuya, que su amor pueda merecer.