Soy una rama de promesas, una ligera
por cierto.
Prometí detener la lluvia,
alejarla o guardarla en alguna bolsa inservible
y ya ves es la rama
que le da entrada libre a los corazones
de las casas
a dejarnos con frío durmiendo en las calles,
esperando ayuda que no llega
a las espesas aguas de lamentos.
Soy una nube de promesas, una ligera
por cierto.
Prometí no dejarte caminar al abismo,
alejarlo o sepultarlo en tierras olvidadas
donde no de contigo
y ya ves es la nube
siempre despierta y devora la tierra
te descubre entre un tropel de piedrecillas
blancas y celestes,
atrapada como una rosa sin momentos.
Soy una balsa de promesas, una ligera
por cierto.
Prometí no descuidarme,
no dejarla adentrarse mucho al mar
y ya ves es la balsa
que nunca puede quedarse cerca
a la orilla
y mecer tu cuerpo como quisiera,
cubrirlo de los huesos del horizonte
y de la garra mortal del silencio.
Soy una rama de promesas, una ligera
por cierto.